EX MACHINA: MALOS HUMOS, de Brian K. Vaughan y Tony Harris

2
472
 

Edición original: Ex Machina # 21-25; DC Comics / Wildstorm.
Edición España: Norma Editorial.
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujo: Tony Harris.
Entintado: Tom Feister.
Color: JD Mettler.
Formato: tomo recopilatorio de 120 págs.
Precio: 12,00 €.

 

Con Ex Machina: Apagón disponible en las librerías especializadas desde hace un par de semanas, se antoja necesario reseñar el volumen inmediatamente anterior -titulado Malos Humos-, si nuestra pretensión es la de seguir la actualidad de la edición española de una de las series más destacadas de Wildstorm Comics. Lo cierto es que a medida que avanza la publicación de los tomos recopilatorios de esta colección, se acentúan en el lector que escribe estas líneas sensaciones contradictorias. Desde un primer momento, la propuesta argumental de Brian K. Vaughan confirmaba a esta serie regular como una de las más atractivas, originales y atrevidas de los últimos años, pero el paso de los meses ha sembrado de tímidas dudas opiniones antaño firmes e inquebratables.

Punto de partida: una vuelta de tuerca ¿al género superheroico?

La primera entrega de Ex Machina presentaba como protagonista a Mitchell Hundred, ingeniero que tras sufrir un extraño accidente adquirió la no menos extraña habilidad de comunicarse con las máquinas. Tras desempeñar una carrera superheroica bajo la identidad de “La Gran Máquina”, decidió retirarse para dedicarse en cuerpo y alma a la política, logrando alcanzar la alcaldía de Nueva York. Lo que en última instancia parecía plantearse como una nueva vuelta de tuerca al aforismo según el cual “todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”, popularizado por Stan Lee y sus sucesores al frente de Amazing Spiderman, no tardó en postularse como algo nuevo, sugerente y más complejo de lo cabría esperar. Y es que Hundred no sólo ejerce el poder derivado del contacto con un ingenio de origen desconocido, sino también el conferido por los numerosos votantes que en las urnas municipales depositaron su confianza en quien, como superhéroe de este mundo alternativo, logró salvaguardar la integridad de una de las Torres Gemelas durante los atentados acacidos el 11 de septiembre de 2001.

Pero que el lector no se lleve a engaño: cualquier posible semejanza con las aventuras del trepamuros es fruto de la casualidad, tal y como se puede desprender de un examen no demasiado exahustivo del tono, el enfoque y estilo empleado por los autores de este tebeo. Alejándose de un fugaz y engañoso punto de partida que obedecía a los más clásicos convencionalismos del género superheroico, Vaughan y Harris se enfrascaron en un curioso examen de los retos a los que se enfrenta la clase política –las comparaciones con la serie televisiva El Ala Oeste de la Casa Blanca son bastante recurrentes en reseñas o artículos centrados en este tebeo- y las grandes preocupaciones de la sociedad norteamericana; examen sazonado con el tratamiento, en ocasiones demasiado superficial, de temas que de forma inevitable generan polémica.

Malos Humos: drogas, asesinatos, y un vistazo al pasado

En presencia del Alcalde Hundred, una mujer de mediana edad se inmola frente a las escaleras del Ayuntamiento de Nueva York, suceso que parece de algún modo relacionado con su pasado superheroico, y con la polémica suscitada por el hecho de haber reconocido el consumo de marihuana durante su juventud.

Todavía afectado por la muerte de Journal, asistente personal víctima de un atentado perpetrado durante una manifestación contra la Guerra de Irak, Hundred también tendrá que lidiar con el impacto mediático de un asesino que, haciéndose pasar por bombero, asalta y roba a sus victimas en sus propios domicilios. Para mayor desgracia, el perfil del principal sospechoso encaja a la perfección con el marido del hermano de Wylie, abriendo la posibilidad de que tanto el electorado como sus rivales políticos aprovechen dicha circunstancia para arremeter contra su política liberal. Por si ello fuera poco, una serie de extrañas pesadillas que asolan las escasas horas de sueño del Alcalde, posiblemente relacionadas con la naturaleza, el alcance y el dominio de sus extraordinarias capacidades, además de con un antiguo antagonista cuya amenaza parecía sumida en el olvido. La desconcertante presencia de January, hermana de Journal que pasará a desempeñar el puesto de becaria, terminará de ajetrear un panorama que muy probablemente acarreará serias consecuencias en la vida de Mitchell.

Para finalizar, en este tomo se recopila una historia unitaria que no sólo ofrece argumentos para justificar la inquebrantable dedicación y lealtad de Bradbury, jefe de seguridad de Hundred, sino que también pone de manifiesto la relevancia de la alternancia de líneas temporales en la narración de Ex Machina.

Valoración personal

Un breve repaso a la sinopsis de los tomos recopilatorios publicados hasta la fecha revelan que en apenas un par de años, Vaughan ha tocado con diferentes grados de intensidad temas como el racismo, la manipulación y presión ejercida por los medios de comunicación, y la inmisión en la vida privada de las personalidades públicas, el roce derivado de la pluralidad racial, religiosa y cultural, el matrimonio entre homosexuales, la legalización del cannabis, el impacto de los atentados del 11-S en la sociedad norteamericana, la pena de muerte, o la Guerra de Irak…

Seamos sinceros: con independencia del resultado, el mero tratamiento de estos temas es todo un logro y un avance para el cómic mainstream, y la enésima demostración del atrevimiento y la inquietud de Brian K. Vaughan por retratar desde ángulos muy diferentes –Runaways, Y, El Último Hombre, Los Leones de Bagdad…– el mundo que le rodea, y la época en la que le ha tocado vivir, siempre desde la inteligente utilización y retorsión de los convencionalismos inherentes a diferentes géneros. Desgraciadamente, el cristalino trazo de Tony Harris no impide que el objetivo de la “cámara” de Vaughan parece estar un tanto desenfocado, entendiendo que desde el momento en que los autores se decantan por una temática política y un tono realistaEx Machina no es cómic de género superheróico con trasfondo político, sino un cómic de género político con un pretexto argumental superheróico–, el rigor, la madurez y la seriedad en el tratamiento se antojan como requisitos de obligado cumplimiento. Requisitos, dicho sea de paso, que en determinadas entregas han brillado por su ausencia, simplificando en exceso determinados temas.

Llega un punto en que se plantea la duda –que mucho me temo no se resolverá hasta la última entrega de esta colección– de si la incongruencia o ligereza de determinados pasajes es atribuible a los guiones de Vaughan, o la propia conducta de Hundred. No sería descabellado pensar que en el ejercicio de la política, “La Gran Máquina” matiene un rumbo inestable, presentándose como un tipo poco fiable, incapaz de sincerarse con sus más estrechos colaboradores, cuya política aparentemente progresista oculta buenas dosis de populismo, y la ausencia de un criterio firme y definido, suplido por el objetivo de que su imagen pública no se vea dañada. Es decir, un retrato bastante fiel de la clase política cuya inoperancia nos vemos obligados a padecer.

En cuanto a Tony Harris, la mera mención de su nombre evoca de forma casi inmediata el eterno debate entre hiperrealismo y expresionismo. Pero aunque en ocasiones eclipsadas por una obsesiva atención al detalle, lo cierto es que sus virtudes de Harris son innegables. Precisamente en este tomo recopilatorio se recoge una alteración estilística realmente positiva, como es la aplicación de aguadas con posterioridad al entintado de Tom Feister, que en conjunción con el coloreado de JD Mettler elevan a un nuevo nivel los ya de por sí excelsos lápices del dibujante norteamericano. Incluso la poca fluidez de la narración, derivada de la utilización abusiva de referencias fotográficas -una de los puntos negros de la colección- parece atenuada gracias a esta técnica, facilitando que el lector pueda centrar toda su atención en la historia narrada.

Las dudas que surgieron durante la lectura de En pie de guerra siguen presentes -aunque un tanto difuminadas- en Malos Humos, de forma que tan sólo el tiempo y la sucesión de entregas de la serie permitirán la enunciación de un veredicto simbólico más contundente. Mientras tanto, Ex Machina continúa proporcionando entretenimiento y reflexión -por momentos de una ligereza impropia de la talla que se le presupone a Vaughan- al tiempo que una razonable satisfacción en el lector que desembolsa los 12 € que marcan la portada de la edición española. Edición a cargo de Norma Editorial, que por cierto incluye material adicional realmente interesante.

Enlaces de interés

Página web oficial de Brian K. Vaughan.
Página web de Jolly Roger Studio, estudio de Tony Harris.
Reseña de Ex Machina: Estado de emergencia.
Reseña de Ex Machina: La Marca.
Reseña de Ex Machina: Realidad contra ficción.
Reseña de Ex Machina: En pie de guerra.
Artículo: Y, el último hombre: Ciencia ficción contemporánea, por José Torralba.
Reseña de Y, El Último Hombre, Ciclos, Un Pequeño Paso, y Comedia y Tragedia.
Reseña de Y, El último hombre: Palabra Clave.
Reseña de Y, El último hombre: El Anillo de la Verdad.
Reseña de Y, El último hombre: Chica con chica.
Reseña de Runaways: Orgullo y Alegría.
Reseña de Runaways: Erial Adolescente + Descubiertos.
Reseña de Runaways: Los buenos Mueren Jóvenes + Dieciocho.
Reseña de Runaways: Creyentes.
Reseña de Runaways: Cruce Estelar + Coste Este / Costa Oeste.
Artículo: Los leones de Baghdad, una fábula adulta, por José Torralba.

Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

Subscribe
Notifícame
2 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
Prometheo
Prometheo
12 abril, 2008 19:16

Creo que ya lo dije por aquí en otra ocación…Ex-Machina es una obra totalmente sobrevalorada, producto de que viene precedida por el «Golden Boy» Vaughan, y de un artista como Harris, que bueno, no es un recién llegado, y cuenta con un par de cositas en su curiculum bastante conocidas y con la aceptacion tanto de crítica como de público-

La obra es insulsa, y si será insulsa, que cuando Vaughan se percata de lo aburrida que es, mete, como si nada, desde lo profundo de su galera, un personaje o una situación fantástica, que te arranca de ese ostracismo del cual uno es víctima cuando está leyendo uno de los tomos, y cuando decís : «OK…ahora viene lo bueno…»nada, nada llega y es ése mismo momento en que termina el tomo…dejándote- como es en mi caso – con un extremo sentimiento de estafa puro y sin destilar-

En fin, se nota mi desilución con este titulo, y te desnuda la idea de que los yanquis, y los «intelectuales» como Vaughan, no tienen la más minima idea de política, ya que como mucho, como es el caso del banana de Hundred, no llegan a pasar de lo políticamente correcto-

No es un comic de héroes, ni de política, ni de intrigas, ni de nada.

Creo que es un producto hijo de nuestro tiempo, donde no necesita que venga con contenido, basta que el que lo realice sea medianamente conocido, y con bonito empaque, ya que Harris, lo hace muy atractivo, aunque adolece del abuso de las fotografías in extremis para referenciarse, cosa que no es lo peor, si no que todas las mujeres son la misma, con distinto peinado, las expresiones de los personajes son siempre las mismas, y ciertas puesta de camara para las viñetas es también muy reiterativo…te hace pensar: » esta viñeta no la ví antes en el otro tomo…???»lo cual cansa, sobre todo, creo yo, cuando lo lees en tomo-

Bueno, hasta acá mi indignado punto de vista, les toca al resto dar sus opiniones!!

Saludos!-